PATRIMONIO INDUSTRIAL DE TORRELAVEGA

Las décadas finales del s. XVIII fueron claves para Torrelavega, desde la habilitación del puerto de Santander para el comercio con ultramar, hasta la apertura de la comunicación terrestre con Asturias y que formó el actual cruce de Cuatro Caminos. Todo ello, favoreció el auge comercial y empresarial en Torrelavega, que con la llegada del ferrocarril en el XIX convirtió a la ciudad en eje fundamental de las transacciones comerciales y empresariales, y sede de grandes industrias nacionales. Aunque el tiempo haya pasado, su huella sigue muy presente en la ciudad y es marca indiscutible de su identidad.

Hitos:
1. Solvay, 2. Residencial de Solvay, 6. Poblado San Salvador (Barreda), 8. Sniace, Lilion; Puente de los Italianos (Cruza de Sniace hacia el este), 9. La Lechera, 10. Barrio San Gil (al oeste de La Lechera).

1. SOLVAY
En 1902 Solvay se instala en nuestro municipio. La deci­sión vino dada por la localización geográfica privilegia­da de Torrelavega, ya que existía una riqueza de yaci­miento salino muy cercano, al igual que gran cantidad de caliza en la zona, sumado a un buen caudal de agua, de curso regular que venía dado por la confluencia del Saja­Besaya y a las buenas comunicaciones vía maríti­ma desde Requejada o por ferrocarril. Se comenzaron las obras en 1904, y ya en 1908 empezaron a producirse las primeras toneladas de sosa y sosa caústica.

2. POBLADO DE SOLVAY
El poblado de viviendas en Barreda, seguía las normas de la ciudad ideal de Ernest Solvay: La “Cité” ideal según Solvay. La arquitectura encarna la imagen de la empre­sa; el tamaño y situación de los alojamientos reflejan el estatus de sus ocupantes; aplicación de las teorías hi­gienistas del momento (buena ventilación, regulación de la altura de los techos, cuartos de baño, etc.), dis­ponibilidad de huertos, pequeños jardines y todos los servicios para los trabajadores. Desde 1907 hasta 1965 se construyen por la empresa 218 viviendas. Además de una colonia residencial para directivos, que junto con el Casino, las escuelas (construidas en 1914 para los hijos de los trabajadores) e incluso el hospital y la iglesia fue­ron la parte más representativa y visual del conjunto, a pesar de su austeridad, todas ellas construidas en ladri­llo caravista muy al estilo centroeuropeo.

5,6, 8 y 10. VIVIENDAS DE SNIACE
Las viviendas de la SNIACE se construyeron en fun­ción de un plan preciso, estableciendo dos zonas bien delimitadas. Por un lado, se configuró el gran conjunto de Barreda, al este de la fábrica, y destinado a los pro­ductores de menor capacitación y por otro lado, el de la Mies de Vega, al sur, que concentraba las residen­cias de ingenieros, técnicos y empleados siendo uno de ellos el Barrio San Gil, formado por unos 11 bloques de viviendas en torno a una plaza central, donde se si­tuaba la escuela del barrio.
Se cifra en 736 las viviendas construidas, 599 en Barre­da y 137 en la Mies de Vega.

8. SNIACE
El origen de la fábrica tiene su justificación en los re­cursos naturales y materiales de Torrelavega, esto es, contaba con un sólido tejido industrial, un buen abas­tecimiento de agua y energía, pero sobre todo, abun­dantes plantaciones de eucalipto en la zona. La SNIA­CE (Sociedad Nacional de Industrias y Aplicaciones de Celulosa Española) fue declarada industria de interés nacional, por decreto de 26 de abril de 1940. El inicio de las obras en las mieses de Ganzo y Duález, fue todo un acontecimiento. El 12 de octubre de 1941, dio comienzo una historia de éxitos durante varias décadas.

9. LA LECHERA MONTAÑESA
La Lechera (antigua Azucarera Montañesa) forma parte de la lista de los 100 Elementos del Patrimonio Industrial en España elaborada por el TICCIH. La Le­chera de Torrelavega constituye el mejor ejemplo de arquitectura industrial del siglo XIX y fue declarada BIC en 2019. Tras la pérdida de las últimas colonias en 1898, especialmente Cuba, en España se pusieron en marcha numerosas fábricas de azúcar de remola­cha. Así surgió la de La Lechera, que se inauguró en diciembre de 1899, convirtiéndose en una de las gran­des industrias de la capital del Besaya. La construc­ ción de la fábrica fue dirigida por Talleres San Martín, con sede en la capital cántabra, suministradores de las columnas de hierro que permitieron levantar las naves y albergar las máquinas, llegadas de Alemania y Barcelona. También se construyó un gran espacio adosado, capaz de almacenar 40.000 sacos de azúcar y 4.000 toneladas de residuo de remolacha (melaza). El recinto fue después una industria lechera (de ahí su nombre) famosa por la calidad de sus productos como la leche condensada “El Niño”. Tras un tiempo de desuso en 1970 lo compró Sniace para almacenes. En 1982 el Ayuntamiento adquirió el complejo y habi­litó el pabellón principal como Feria de Muestras, hoy también desaparecida.
En sus jardines se puede encontrar una recopilación de maquinaria en desuso procedente de distintas in­dustrias de la comarca y un conjunto escultórico que representa el espíritu industrial, comercial y empresa­ rial de la ciudad. El artista torrelaveguense Lucio Mar­cos se encargó de coordinar este proyecto.
En la actualidad se está trabajando para que La Leche­ra se convierta en un importante centro cultural y de las artes.