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PATRIMONIO CIENTÍFICO-TÉCNICO
Tipo de patrimonio: Instrumentación Técnica
Época: 1940
Grado de protección:
Ninguno
Estado de conservación: Bueno
Información sobre visitas:
No visitable.
Ninguno
No visitable.
Anemómetro (medidor de la velocidad del viento) de cazoletas cónicas.
La forma cónica de las cazoletas, mejora la medida, con respecto a los de forma esférica al evitar los remolinos de aíre.
El giro del eje mueve, a través de engranajes, un contador de vueltas mecánico.
Conociendo el número de vueltas en un intervalo de tiempo se puede deducir la
velocidad del viento.
Forma parte de la colección del Centro AEMET de Cantabria.
El viento fue la primera variable meteorológica que se midió con instrumentos. El hecho de que para caracterizarla se requieran dos medidas, rumbo e intensidad, hizo que se desarrollaran de manera independiente los dispositivos destinados a proporcionar los registros de ambas: la veleta y el anemómetro.
El salto cualitativo en la anemometría llegó en 1845, de la mano del clérigo británico, astrónomo y físico J. Thomas Rommey Robinson, director durante una larga etapa del Observatorio Astronómico de Armagh, en la actual Irlanda del Norte. Fue el inventor del anemómetro de cazoletas. formado por cuatro copas hemisféricas.
En 1926, el meteorólogo canadiense John Patterson desarrolló el anemómetro de 3 cazoletas, que es el que se sigue usando en la actualidad y que mejora al de cuatro cazoletas reduciendo el error de la medida y con una respuesta más rápida.
Actualmente en los observatorios persiste el anemómetro de cazoleta, aunque también se utilizan aparatos más modernos como el de hilo caliente que calcula la velocidad del viento por la variación de la resistencia eléctrica de un filamento metálico y el de ultrasonidos, más sofisticado tecnológicamente y muy robusto a la intemperie, al no llevar partes móviles.