Google Maps: 43.46272235 , -3.7907818229
Sector: INDUSTRIA NAVAL
Tipo de patrimonio: Elemento industrial/Cronómetro marino
Época: 1930
Grado de protección:
Ninguno.
Estado de conservación: Bueno.
Información sobre visitas:
No visitable.
Ninguno.
No visitable.
Cronómetro marino marca Joseph Sewill (Liverpool, U.K.)
Inscripción: By Special Appoint H.M.Queen&Court of Spain Royal Family.
Está montado sobre una suspensión cardán para contrarrestar el efecto de los movimientos que sufre la embarcación y la caja de madera le protege de los cambios de temperatura.
Nota curiosa: No tiene dispositivo para cambiar la hora, solamente lo tiene para darle cuerda.
El cronómetro marino es un reloj mecánico que mide el tiempo con gran precisión, diseñado originalmente para funcionar a bordo de un buque en alta mar. Debía controlar el tiempo con suficiente exactitud como para servir de estándar horario portátil utilizable en la determinación de la longitud geográfica del barco, comparando su hora con la hora local determinada mediante cálculos astronómicos.
A partir de la segunda mitad del siglo XX se fueron sustituyendo de forma paulatina por sistemas radio-electrónicos de orientación y especialmente por los procedimientos de posicionamiento vía satélite (GPS).
Para conocer la posición de un buque en alta mar es preciso conocer la longitud y latitud del punto geográfico en el que se encuentra.
Por medios astronómicos era posible conocer con exactitud la latitud pero no la longitud. Para determinar la longitud es preciso conocer con precisión la hora de referencia.
Aunque ya en 1530 el científico holandés Gemma Frisius propuso el uso de un cronómetro para determinar la longitud, no sería hasta el siglo XVIII cuando se desarrollan cronómetros exactos y fiables, capaces de mantener con precisión la hora de referencia en un largo viaje por mar.
El mérito lo tiene el relojero británico John Harrison, quien realizó durante 31 años diversas pruebas y ensayos, revolucionando con sus cronómetros la navegación marina. En 1760 su reloj modelo H-4 se retrasó tan solo cinco segundos tras ochenta días navegando por alta mar en un viaje de ida y vuelta entre Gran Bretaña y Jamaica.
La generalización de su uso fue muy lenta debido a su alto precio. A mediados del siglo XIX ya se pudo disponer de relojes fabricados en serie fiables y asequibles.
Los cronómetros marinos fueron un elemento insustituible que permitió a todo tipo de buques transoceánicos conocer su posición con la precisión suficiente para alcanzar con seguridad sus destinos previstos.