INTRODUCCIÓN.
Sello de caucho de la curtiduría
Valentín Sollet Alonso regentó en Campuzano, Torrelavega, una tenería francesa que había fundado su padre, Benito Sollèt Guilçou, en 1870. A la muerte de Valentín en 1936, le sustituye su viuda Victoria Gómez Martínez (1). Estudiaremos la curtidora en el periodo que estuvo al frente la viuda de Valentín, más o menos, a partir de la década de 1940, hasta su cierre.
La tenería estaba situada en Campuzano, al lado de la fábrica de hormigones prefabricados Rocacero y de la nave del antiguo taller de Landaluce antes de su traslado a Requejada. La ubicación actual de las tres empresas sería, más o menos, entre los jardines de la Vega y la plaza Clara Campoamor. Se acedía a la tenería a través de un portalón.
Portalón de entrada a la curtiduría. Atrás instalaciones abiertas de Rocacero(2)
La tenería constaba de dos edificaciones construidas en mampostería y madera. El primero de dos pisos de 948 m2 de superficie, era dedicado fundamentalmente a la fabricación, mientras el segundo edificio de 420 m2 y también de dos plantas, se dedicaban para almacén de materias primas y donde se alojaban los dos molinos de cortezas curtientes.
PROCESO DE FABRICACIÓN.
El proceso de fabricación se iniciaba mediante el reverdecido de los cueros consistente en volver los cueros salados a su estado primitivo, mediante baños de agua dulce y algún producto químico.
A continuación, se procedía al depilado y descarnado que, básicamente, consiste en quitar el pelo a los cueros y las carnes adheridas por medio de la cal viva y del sulfuro de sodio.
La curtición consistía en sumergir los cueros en aguas con sus cortezas curtientes o bien en bombos de curtir con los extractos curtientes.
El remate consistía en engrasar los cueros, estirarlos, abrillantarlos y pasarlos por cilindros para homogeneizarlos.
MATERIAS PRIMAS UTILIZADAS
La tenería tenía asignado un cupo anual de 170 toneladas de cueros vacunos, peso en fresco, procedentes de los mataderos nacionales.
Para el proceso se utilizaban 90 toneladas de extractos curtientes importados en parte de Argentina, Paraguay e Italia, y la otra parte, suministrados por la empresa catalana Extractos Curtientes y Productos Químicos SA.
Además, se necesitaban 20 toneladas de cortezas de encina y roble procedentes de los montes de Burgos, Valladolid y Salamanca.
Para el engrasado de los cueros se utilizaban 2,5 toneladas de aceites de pescado y grasas de procedencia nacional.
Por último, se utilizaban:
– 12 m3 de cal viva
– 5.000 kilogramos de bisulfito de sosa, suministrado por S.A. Cros.
– 900 kilogramos de ácido clorhídrico, suministrado por S.A.Cros.
– 5.000 kilogramos de bario decolorante, suministrado por S.A.Cros.
– 1.000 kilogramos de sulfuro de sodio, suministrado por Foret, S.A.
– 1.000 kilogramos de otros productos utilizados en pequeñas cantidades.
ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN/PARQUE DE MAQUINARIA
Los elementos de producción eran los siguientes:
– Dos molinetas para encalado y lavado con motor de 8 HP.
– Dos molinetas de desencalado con motores de 5 HP.
– Dos bombos de ribera y lavado con motor de 5 HP.
– Tres bombos de curtir de 2×2,20 metros con motores de 20 HP.
– Dos molinos de cortezas curtientes con motor de 5 HP.
– Una máquina devanadora y de alisar con motor de 10 HP.
– Un cilindro de prensar suela con motor de 7,5 HP.
– Una máquina de rebajar suela con motor de 5 HP.
– Una prensa de enfardar y una máquina de enrollar movida a mano.
– Un secadero de aceite pesado con motor de 2 HP.
Además, como elementos de producción disponía
– 100 metros cúbicos de caleros y pulles de ribera.
– 200 metros cúbicos de noques y pozos de curtir
El proceso de ribera comprendía el proceso de reverdecido, depilado y descarnado del cuero, antes de someterla al proceso de curtido.
Tenía instalados 71 HP y tenía un consumo anual de 20.000 Kw/h. que le suministraba la Compañía General de Electricidad Montaña, de Torrelavega.
PRODUCCIONES
Las producciones medias anuales eran las siguientes:
– 100.000 kilogramos de suela
– 1.500 kilogramos de sillero.
– 1.000 becerro engrasado
Las ventas se hacían al por mayor, directamente a los fabricantes de calzado y almacenistas de curtidos. Estas ventas anuales en 1950 sobrepasaban el medio millón de pesetas.
Además, obtenía 4.500 kilogramos de carnazas destinadas a las fábricas de colas y de gelatinas y 1.200 kilogramos de pelo destinados a las fábricas de fieltros.
La plantilla alcanzaba los 15 trabajadores.
La curtiduría cierra a finales de 1968. Victoria Gómez Martínez tenía ya 84 años y había estado al frente de la empresa 32. Fallece cuatro años más tarde en 1972.