La empresa navarra El Irati S.A., fundada en 1907, decidió en los años treinta del siglo XX ampliar su radio de acción a otras regiones de España e instalar destilerías de madera como la que tenía en Ecay de Lónguida.
En 1938 El Irati S.A. solicitó la autorización pertinente para instalar una fábrica de estas características en Villaverde de Pontones para abastecer al mercado nacional de ácido acético, acetona y formaldehido a partir de la destilación de la madera de eucalipto.
El capital invertido en esta nueva factoría ascendía a unas 660.000 pesetas, sin incluir los edificios, terrenos y la patente alemana para la obtención de la acetona. La casa Hiag Verein Holzverkohlungs Industrie GmbH, de Frankfurt fue la encargada del diseño de la fábrica.
La elección del emplazamiento era idónea, por cuanto disponía de buenas comunicaciones por carretera y ferrocarril, con el que se conectaba por medio de un apartadero, abundante agua del río Miera para la refrigeración de la maquinaria y se enclavaba en una de la zonas con mayor producción de madera de eucalipto de la región.
La fábrica comenzó su producción en junio de 1941 con bastantes dificultades debido a la carestía de las materias primas, especialmente los combustibles, y la falta de elementos auxiliares a causa de la guerra.
Durante los primeros años empleaba a un centenar de obreras en producción y a unos 80 eventuales en las repoblaciones de corta de los montes.
La paralización del mercado del alcohol en 1948 y la aparición de nuevos competidores hicieron que la empresa navarra decidiera vender la fábrica y transferir en aprovechamiento de los montes a SNIACE en 1953.
En 1963, tras las oportunas reformas, Lecherías Collantes se instaló en el recinto para producir leches condensada, en polvo y esterilizada, así como mantequilla, como venía realizando en la fábrica que tenían en Bárcena de Pie de Concha. A final de los años ochenta fue vendida a Lácteos Ballcels, que más tarde fue absorbida por la Unión Lechera Normanda, que determinó la paralización de la actividad industrial dejando en 1992 la instalación únicamente como centro de recogida de leche. A finales de la década, tras su adquisición por la Corporación Alimentaria Peñasanta se procedió a su cierre.
Actualmente, el recinto fabril continúa su actividad de la mano de Ecoreto, que pertenece a la Asociación Reto a la Esperanza dedicada a la ayuda al toxicómano. Desde hace unos años ha instalado en sus naves un centro de fabricación de pellets de maderas para la obtención de biomasa empleada posteriormente en hornos ecológicos.