Inicialmente se dedicó a fabricar tejidos para prendas de vestir. Posteriormente, a partir de 1875, su producción se dedicó a saquería.
Se especializó en tejidos de yute para sacos de paja y lana, cordelería de toda clase, zapatillas, alpargatas y trenzados de esparto.
Las fábricas de textiles en Cantabria fueron pioneras en la introducción de sistemas modernos de producción industrial: maquinaria avanzada y una nueva organización empresarial.
La maquinaria se importó principalmente de Inglaterra y se complementó con maquinaria francesa.
La plantilla oscilaba entre los 150 y 200 operarios en la década de 1850.
Algunos trabajadores vivían en pequeñas casas en el interior de la fábrica o en habitaciones de la propia casa de tintes.
El molino, que se adquirió para el suministro de energía hidráulica a la fábrica, siguió moliendo maíz, se sacrificaba ganado para consumo de los obreros y se vendía vino.
También se disponía de espacios de ocio como una bolera.
En 1899 la fuerza motriz era combinada, hidráulica y a vapor de unos 45 C.V en total. Con ella se movían varios telares mecánicos empleando a unos 250 obreros de ambos sexos, y capaz de producir unos 7.000 metros cuadrados de tejidos al año que se comercializaban por todo el país.
En 1944 la empresa cierra aunque la planta es adquirida por la firma del sector, RICA S.A. de Vitoria, que continuará más de una década fabricando sacos.