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PATRIMONIO EN LA MEMORIA
Fundiciones Varona fue una sociedad anónima que estaba situada en la calle Francisco Rivas nº 26 de Maliaño. Era una fundición de piezas de hierro y acero que ha dejado un importante legado en nuestros cascos urbanos en forma de registros y rejillas de fundición.
En efecto, estos dispositivos son las principales puertas de entrada y salida para todo tipo de redes; desde las canalizaciones de agua, gas, canalizaciones eléctricas, de telecomunicaciones… además, como suelen estar personalizados, arrojan una información muy interesante: desde el año de fabricación, propietario, tipo de red a la que sirven, fundición que la fabricó y, también, suelen contener alguna ilustración que suele ser el escudo del municipio donde están instalados.
Estos dispositivos actualmente se fabrican en hierro dúctil, frente al hierro gris. El primero tiene mucha más dureza y resistencia a la fatiga, debido a la inclusión de grafito en forma de nódulos mientras, el segundo, son más frágiles y quebradizos. Desconocemos con qué tipo de hierro están fabricados los dispositivos de Fundiciones Varona, pero si sabemos que llevamos más de cuarenta años caminando por encima de ellos.
La sociedad que explotaba la fundición fue creada en 1974 por los hermanos Francisco y Antonio Varona Galván. Utilizaban una nave central de 70 x 20 metros levantada en una finca ubicada entre la vía férrea del ferrocarril del Norte y las instalaciones de S.A. Cros. A esta se fueron añadiendo nuevos volúmenes en una especie de arquitectura industrial caótica, que podría llegar a superar los 2000 m2 de superficie cubierta.
Se especializó en la fundición de registros y rejillas de fundición de diferentes arquitecturas y de muy buena factura. Santander ciudad y los municipios de Camargo y El Astillero y San Vicente de la Barquera albergan numerosos ejemplares.Para el municipio de Torrelavega lo hacía la fundición local de Casto Arce.Trabajó para la antigua Diputación, para el Gobierno de Cantabria, para algún ministerio y para los principales municipios cántabros.
Su plantilla osciló entre la cuarentena de trabajadores y los 25 que tenía cuando se declaró en suspensión de pagos en el 2004. Su cierre se precipitó como consecuencia de un desgraciado accidente laboral acaecido a finales de 1999.
La factoría contaba con un carrusel de fundición donde se iban preparando las cajas de moldeo donde se vertía el metal fundido. Para ello se utilizan diversos tipos de arena almacenados en tres tolvas -dos de dos toneladas de capacidad y una tercera de tres toneladas-. El accidente se produjo al precipitarse una de las tolvas sobre el trabajador que estaba confeccionando cajas de moldeo en el carrusel, con resultado de muerte.
Las inspecciones de seguridad posteriores determinaron la necesidad de realizar fuertes inversiones en el proceso industrial, lo que conllevó al cierre de la empresa al no compensarles llevarlas a efecto. Las instalaciones están pendientes de su derribo.
Por último, si alguien quiere conocer diversos tipos de registro de esta fundición, la plaza del ayuntamiento de Santander contiene un buen número de ellos.