Campo de pruebas marítimas para la homologación de velocidades de los barcos construidos o reparados en los astilleros cercanos, principalmente de Bilbao.
Consiste en dos pares de torres que forman dos enfilaciones visibles desde el mar y con una separación entre ellas de 1,2 millas náuticas.
Conocido este dato, los buques debían de hacer el recorrido entre las dos enfilaciones, marcadas virtualmente en la mar, al menos tres veces, alternando el sentido para contrarrestar la influencia del viento y/o de la marea en la medición.
Localización de las torres:

Torre |
Coordenadas |
Islares delantera |
43.40718929121466, -3.30471794708541 |
Islares trasera |
43.40266243925281, -3.30692581524404 |
Cerdigo delantera |
43.40242273696076, -3.27803464678495 |
Cerdigo trasera |
43.39980192194565, -3.279308549795462 |
En el año 1931, a petición de los Astilleros de Construcción Naval de Bilbao, se elige la zona de Islares (Castro Urdiales) como lugar idóneo para establecer un campo de pruebas de velocidad de los buques allí construidos y/o reparados.
El 14 de Mayo de 1931 se da Orden de su construcción y, tras el visto bueno municipal, es ejecutada por la “Compañía Euskalduna de Construcción y Reparación de Buques” y la “Sociedad Española de Construcción Naval”.
En agosto de ese año estaría ya verificada por la Comisión Hidrográfica del Planero Giralda y operativa, según se deduce de la reseña en el periódico La Vanguardia publicado el 11 de agosto de 1931.
La distancia medida es de 2.211,56 metros y el rumbo a seguir de 289,5º respecto al Norte Verdadero.
En 1949 fue rectificada por una Comisión del Instituto Hidrográfico, resultando la distancia medida de 2.213,353 metros y el rumbo necesario de 289,6º.
Según la descripción de 1967, todas las torres tenían las mismas dimensiones, consistentes en torres trapezoidales de 8 metros de altura con base cuadrangular de 1,40 metros de lado y una cúspide de 0,60 metros de lado rematada por una pirámide de 30 cm, erigidas sobre una solera cuadrangular de 2,40 metros de lado y 0,58 cm de grosor.
Las torres que han llegado hasta nuestros días no se corresponden con dicha descripción por lo que fueron modificadas en fechas aún desconocidas.
Esta metodología de medición de velocidades fue quedando desfasada tras la aparición, en los años 80, de los sistemas GPS, por lo que las infraestructuras de las millas se abandonaron en los años 90. El paso del tiempo y la falta de mantenimiento amenazan la integridad de este singular patrimonio industrial.