La ciudad de Santander a finales del XIX contaba con una población de más de 35.000 vecinos. El agua se obtenía de fuentes públicas abastecidas por manantiales. Su escasez y mala calidad era crítica para el desarrollo de la población por lo que se acometió el proyecto para la realización de una red de abastecimiento con garantías de caudal, calidad y continuidad en el suministro.
En 1877, a petición del Ayuntamiento de Santander, se presenta el proyecto de “Abastecimiento de Aguas a Santander” redactado por el Ingeniero del Ministerio de Fomento Angel Mayo. En el mismo se establecen como puntos idóneos para la captación de las aguas los manantiales de La Molina, en la margen derecha del rio Pas, en el Valle de Toranzo y los del rio Pisueña en Hoz de Cayón.
Desde esos puntos se debían de construir unos acueductos para llevar el agua hasta un depósito, situado en Pronillo (Santander), de 16.000 metros cúbicos. Ese depósito aún se utiliza y en ese lugar se construyó el edificio de la empresa concesionaria de la traída en el año 1884.
El proyecto de ingeniería es excelente contemplando diversas opciones de puntos de captación teniendo en cuenta los caudales y calidad de las aguas, tomando referencias de otras obras similares realizadas en el mundo, diseñando los diferentes tramos de acueducto, valorando su coste y estableciendo plazos y control de los trabajos.
Inicialmente se realiza el proyecto de captación y conducción de aguas desde los manantiales de La Molina. La obra, de 34,5 km de recorrido, sería construida en piedra y tubería de fundición. El objetivo era suministrar unos 8.000 metros cúbicos cada 24 horas es decir un caudal de 100 litros por segundo. La obra fue finalizada e inaugurada en el año 1882 aunque la fecha oficial, con celebración incluida, sería en 1884.
El trazado parte de San Martín de Toranzo y atraviesa los municipios de Santiurde de Toranzo, Castañeda, Santa Maria de Cayón, Villaescusa y Camargo. Hay tramos de ingeniería espectaculares como el puente acueducto del Arroyal (Villasevil) , que hubo que reconstruir curvo después de ser destruido el trazado recto inicial por un argayo y para lograr una base firme y resistente.
Posteriormente, en el año 1895, se acomete la realización del proyecto de añadir las aguas del Pisueña, manantiales de San Juan de Lloreda, dado que las captaciones de La Molina no llegaban a alcanzar el caudal necesario. Esta canalización se uniría a la proveniente de aguas de La Molina en la Casa de los Vigilantes en Obregón (Villaescusa). A comienzos del XX se deshecho la aportación de aguas del Pisueña por su baja calidad.